Ultrasonido
Efecto terapéutico del Ultrasonido
El ultrasonido terapéutico es un medio físico utilizado en los tratamientos de terapia física ya que causa una elevación de la temperatura en los tejidos más profundos como el tendón y el hueso.
Los efectos térmicos, incluyendo el aumento de temperatura de los tejidos, tanto superficiales como profundos, se producen por ondas ultrasónicas continuas.
El ultrasonido se convierte en calor cuando se aplica a la intensidad suficiente sobre un tejido que absorbe dichas ondas.
El ultrasonido hace que las moléculas presentes en el tejido vibren; la fricción entre ellas produce calor, con el consiguiente aumento de la temperatura tisular provocando efectos térmicos, como la aceleración del metabolismo, la reducción o el control del dolor y del espasmo muscular, la aceleración de la velocidad de conducción nerviosa, el aumento del flujo de sangre y el aumento de la extensibilidad.
Ultrasonido de baja intensidad
También, el ultrasonido de baja intensidad es capaz de estimular los procesos celulares que ayudan a reducir diversos aspectos del proceso inflamatorio tras lesiones musculares agudas y activar ciertas células en el músculo inmovilizado, inhibiendo así la aparición de atrofia muscular.
El ultrasonido resulta más apropiado para el calentamiento de tendones, ligamentos, cápsulas articulares y aponeurosis sin provocar un calentamiento excesivo de otros tejidos. El ultrasonido ayuda contra el acortamiento de partes blandas provocado por la inmovilización e inactividad ya que puede penetrar hasta la profundidad de la mayoría de las cápsulas articulares, tendones y ligamentos, calentándolos antes del estiramiento.
El aumento de temperatura provocado por el ultrasonido incrementa transitoriamente su extensibilidad, aumentando la longitud ganada con la misma fuerza de estiramiento, al tiempo que reduce también el riesgo de lesión del tejido.
El ultrasonido puede controlar el dolor, este efecto es el resultado de la estimulación de los receptores cutáneos de la temperatura, del aumento de la extensibilidad y del cambio en la conducción nerviosa, así como la modulación de la inflamación.
Además, puede ser muy eficaz para la curación de áreas pequeñas de tejido cicatricial ya que hay mayor aporte de nutrientes esenciales a la zona.
Favorece la cicatrización de las heridas crónicas, los ultrasonidos tanto de alta como de baja frecuencia aceleran la cicatrización de las incisiones quirúrgicas en la piel y alivian el dolor de las cicatrices incluso al aplicarse meses o años después de la intervención quirúrgica.
El ultrasonido disminuye también la inflamación de los tendones. Durante la fase aguda de la inflamación se recomienda la aplicación del ultrasonido pulsátil a baja intensidad para minimizar el riesgo de agravar el problema y para acelerar la recuperación
El ultrasonido pulsátil de baja intensidad puede reducir el tiempo de consolidación de una fractura, por tanto, se recomienda el uso de ultrasonido en dosis bajas para acelerar la consolidación.
Otra técnica del ultrasonido es la fonoforesis, la cual consiste en la aplicación de ultrasonido en combinación con un fármaco tópico. El objetivo es que el ultrasonido aumente la absorción del fármaco a través de la piel, administrando así el fármaco para efectos locales o sistémicos.
En el síndrome del túnel del carpo el ultrasonido tiene efectos beneficiosos a corto plazo y medio plazo, logrando una reducción significativa del dolor, aumentando la fuerza de presión y de la pinza, y mejorando la conducción nerviosa.